lunes, 5 de mayo de 2008

El jardinero fiel

Antes que nada, quiero decir que una de las ideas centrales no es mía, sino de un profesor de una Universidad en que doy clases de vez en cuando, la Universidad del CEMA.

Voy a comenzar, nuevamente, con un ejemple de conducción del auto. Resulta que encuentro muchos ejemplos en esa situación, probablemente porque tengo mucho tiempo para pensar sobre lo que pasa a mi alrededor mientras estoy atascado en un embotellamiento.

En Buenos Aires el tránsito es caótico. Lo sé: hay ciudades mucho peores que la mía en ese aspecto, pero aquí es donde vivo y el ejemplo aplica muy bien a otras ciudades. Recuerdo el comentario de un famoso actor, de visita por aquí, ante la pregunta de un reportero sobre qué le pareció la ciudad. Su respuesta fue categórica, y deprimente para un porteño: "No se para qé pierden tiempo pintando las líneas de los carriles, si nadie las respeta". Estoy de acuerdo. Casi nadie lo hace, pero incluso sería complicado si fueran unos pocos los que no lo hacen.

Eso es lo que caracteriza al tránsito: hay más que unos pocos conductores que no respetan las leyes. Probablemente es sólo una cuestión de obtener beneficios sobre el resto del "grupo", como escribí en mi primer entrada de blog (Una mente brilante), pero me quedo corto si le asigno toda la responsabilidad al egoísmo.

En este país mueren más de 20 personas por día por accidentes de tránsito. No todos son por la misma causa, pero creo no equivocarme si digo que un enorme porcentaje de ellos tienen una causa común: no hay suficiente castigo por quebrar las leyes.

En la película "El jardinero fiel", algunas personas son asesinadas porque comenzaron a averiguar sobre una compañía farmacéutica que probaba drogas en un país africano. El riesgo de castigo allí por los crímenes que estaban cometiendo (los asesinatos de algunos protagonistas principales y algunos africanos en los que hacían pruebas) era tan bajo, que no había incentivos para actuar diferente. Antes que nadie grite aclaro que, por supuesto, tambén depende de los valores de cada uno, mucho antes de llegar a hablar sobre los incentivos, pero dejaré ese tema para una futura entrada.

Sin ahondar mucho en detalles, el peor castigo que alguien puede recibir por atropellar a una persona en un accidente (siempre que no haya pruebas de que fe adrede) parece ser la indemnización que deberían pagarle a la familia del accidentado en un juicio civil. Aquí uso un concepto del trabajo que mencioné al principio: la suma se calcula en base al valor futuro de la vida de esa persona de acuerdo a algunas tablas y predicciones promedio, resultando en un valor "tan" bajo que no representa un castigo real. Y hasta esa situación tiene riesgos menores bajo ciertas circunstancias: si el "culpable" resulta ser una persona con poder, con conexiones y sin arrepentimiento.

Vivo en un mundo que tiene reglas, donde supuestamente recibo beneficios si las obedezco y castigo si las rompo. En el trabajo, recibo un salario por hacer determinadas tareas de determinada manera. Si no hago esas tareas o la hago salteándome las normas, debería recibir un castigo, que podría ser el de no recibir la paga. Siento decirlo tan directamente, pero estosólo aplica a algunas personas y no a otras. Algunos saben que el riesgo de no recibir el sueldo, o incluso de ser despedido, es extremadamente bajo si ocupan cierta posición (poder), si tienen a alguien que los proteja (las conexiones adecuadas, como un ejecutivo o un sindicato) o si la acción fue adrede o acordada con otros que los puede proteger (falta de arrepentimiento).

Debe haber un balance entre premios y castigos, y ambos se deberían aplicar de acuerdo a las mismas reglas para todos. Vivir en una sociedad o trabajar en una empresa significa que eres parte de un sistema y que hay mucha gente que depende de que hagas las cosas que debes hacer y de determinada manera, igual que uno mismo depende de lo que hacen los demás.

No se puede ir por la vida atropellando gente tan solo porque sabes que no pueden castigarte; en cualquier momento alguno puede atropellarte, sabiendo que nadie lo castigará por haberlo hecho.

Nos vemos pronto. Saludos,
Diego :D

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