martes, 30 de junio de 2009

Percepciones

El sábado pasado, mi hijo más grande asistió a la fiesta de cumpleaños de uno de sus amigos en un parque fuera del límite de la ciudad. Lo llevé allí y, no teniendo nada más que hacer durante la mañana, me dediqué a disfrutar la vuelta a casa. Esto es, viajando "despacio" respecto a lo que es estándar en una autopista. De pronto, una camioneta comenzó a acercarse a mí por detrás hasta estar a más o menos un metro, una distancia muy corta para estar yendo a 80 o 90 km/h. Además, comenzó a guiñar con las luces altas, hasta que hubo espacio suficiente como para correrme a un costado y dejarlo pasar en su camino al infierno. Me sacó de quicio, pero también me dió algo en qué pensar durante el resto del viaje.

Como ya saben los que leyeron antes el blog, suelo dejar a mis hijos en el colegio cada mañana y de allí me voy al trabajo. Usualmente estoy apurado por llegar, más que nada para evitar los congestionamientos de tránsito, y un montón de conductores parecen ir realmente lento. Y me he descubierto, rememorando, que más de una vez les he hecho guiños con las luces para que se corran, de la misma forma que el conductor de la camioneta, aunque debo decir en mi defensa que no lo hago acercándome tanto como él.

¿Es un tema de percepción del tiempo? O sea: si estoy apurado, todos los otros conductores parecen ir muy lento; si tengo mucho tiempo disponible, los otros conductores parecen ir insanamente rápido. La situación me hizo recordar una nota que leí hace poco sobre el tamaño de la Luna y el Sol cuando están cerca del horizonte, momento en que aparentan ser más grandes que cuando están altos en el cielo, cosa que no es real. Y también, y este es el tema del día, me hizo pensar sobre el trabajo de otras personas en la compañía: ¿se han dado cuenta de lo sencillo que parece el trabajo de otros colegas?

Un amigo muy cercano me contó sobre una experiencia que tuvo con su equipo de trabajo: organizó un "taller de circo" con ellos. Una de las conclusiones, entre otros muchos puntos de aprendizaje, fue que ver a alguien haciendo algo sin aparente esfuerzo y con mucha calidad, generaba la idea de que hacerlo es muy fácil. El "experimento" fue ver al entrenador del taller haciendo malabares con tres o cuatro pelotitas. Era tan bueno haciéndolo, que todos pensaron que sería muy sencillo imitarlo, hasta que lo probaron ellos mismos.

En la oficina, si vemos a alguien haciendo su trabajo sin esfuerzo evidente, existe una tendencia a pensar que ese trabajo debe ser fácil, por lo que el trabajador queda inmediatamente catalogado o de vago o de sobrepagado respecto a la tarea que desempeña. Si alguna vez le ocurrió eso, ¿intentó hacer ese trabajo? Como mencioné antes, la realidad y la percepción van por caminos muy diferentes.

Es muy difícil experimentar el trabajo de otras personas "en serio". Algunas empresas tienen programas especiales para que los empleados puedan desempeñarse en otro área por un día, aunque no es lo mismo que hacer el trabajo del otro, ya que uno no tiene el mismo nivel de responsabilidad ni tampoco recibe los problemas más complejos, que se derivan a quien hace la tarea habitualmente. Sin embargo, permiten al menos probar que ese trabajo no era tan fácil como parecía, y que existen dificultades en la ejecución que usualmente no vemos desde afuera, principalmente porque esa persona es experta en lo que hace, por lo que el trabajo parece fluir sin dificultades.

La próxima vez que piense que un colega está sobrepagado respecto a su trabajo, piense nuevamente, o intente hacer malabares con las tres o cuatro pelotas que esa persona gestiona cada día. Se sorprenderá de los pequeños, y no tan pequeños, detalles que pasó por alto respecto a su experiencia.

Saludos,

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